jueves, 23 de septiembre de 2010

Paenza y sus Historias...

En verdad no sabéa que escribir en el titulo, pero en concreto no es mas q eso. Las historias q cuenta Adrian Paenza son para mi algo más q un mundo lógico y matematico... es un mundo mágico, donde brota la humildad, la amistad, y la mayoría de los valores de la vida visto desde una inteligencia q escapa la mayoría de las veces a lo estrictamente tradicional. Paenza enseña y aprende en el mismo instante. Vive en este estado cuántico. Y eso se siente, y se siente tan hondo como para poder repetirlo y tratar de transmitirlo al mismo tiempo q uno lo reescucha, lo revive.

Esta es la transcripcion idéntica un fragmento del prologo del 3er Libro de la coleccion Matematica... ¿ESTÁS AHÍ? del Dr. Adrian Paenza:

" Viernes 7 de enero de 2005. Suena el teléfono de mi casa en
Chicago. Es Diego Golombek desde Buenos Aires.
–Adrián –me dice–. Como sabés, estoy dirigiendo una colección
de libros que sirven para difundir la ciencia. Quiero publicar textos no
acartonados, que acerquen la ciencia a la gente. ¿No tenés ganas de
escribir un volumen sobre matemática?
Me quedé callado por un momento –que Diego entendió como
vacilación– y arremetió nuevamente:
–Mirá: alcanzaría con que escribas las historias que contás al
final de cada uno de los programas –se refería a Científicos Industria
Argentina.
–Diego –le dije–, eso no le va a interesar a nadie –un visionario
yo, evidentemente.
–No importa. Eso dejalo por mi cuenta. No me contestes ahora.
Pensalo y nos hablamos el lunes.
Obviamente, el diálogo fue más largo y no lo recuerdo con precisión,
pero de lo que sí estoy seguro es de que –conceptualmente–
fue así.
Y me quedé pensando: si habíamos hecho dos años consecutivos
de programas en Canal 7, a 52 por año, eran 104 historias. Teniendo
en cuenta que sólo habíamos repetido un programa (el de Alberto
Kornblihtt hablando de biología) y no se habían emitido los dos que
correspondían a los respectivos fines de año (2003 y 2004), tenía alrededor de 100 historias. Si escribía dos historias por día, en 50 días terminaría…
¡y tendría un libro!
Lunes 10 de enero del 2005.
–Diego. Soy Adrián –esta vez, llamé yo.
–¿Qué tal? ¿Lo pensaste?
–Sí, lo voy a hacer.
–Bárbaro, teneme informado y contá conmigo para lo que te haga
falta.
–¿No necesito hablar con la gente de la editorial?
–No te preocupes. Eso lo arreglo yo.
Durante ese fin de semana, había hablado con Claudio Martínez,
Alicia Dickenstein, Alberto Kornblihtt y Víctor Hugo Morales.
Cada uno me impulsó a que lo hiciera.
No tardé cincuenta días, sino más del doble. Yo no lo sabía, pero
por más que había contado por televisión casi todas las historias que
figuran en el primer volumen de Matemática…¿Estás ahí?, una cosa
era haberlas “hablado”, y otra, muy diferente, era escribirlas. Pero lo hice.
Llegó el momento de la firma del contrato. Hasta ahí, nunca había
hablado de dinero, ni con Diego ni con ninguna otra persona. Todavía
no conocía a Carlos Díaz, el director de Siglo XXI. Nos sentamos
en su oficina de la calle Tucumán y luego de las charlas triviales
de presentación, le dije que tenía que hacerle un pedido.
–Adelante –me dijo
–Quiero que el libro se pueda bajar por Internet.
–Por supuesto –me interrumpió.
–Sí –agregué yo–, pero quiero que se pueda bajar gratuitamente.
Quiero que el libro sea accesible para todos.
Carlos me miró a los ojos e hizo silencio. Diego, que no sabía lo
que yo iba a decir, hacía ruido con los nudillos de los dedos contra
la mesa. El tiempo no transcurría. Parecía que estábamos en una película
en la que alguien había apretado el botón de pausa.
–De acuerdo –me dijo Carlos–. No hay problema. Es algo que
nunca pensé que un autor me propondría, pero no le veo inconvenientes. ¿Dónde querés que aparezca? ¿En qué página de Internet?
¿En la de la editorial?
–No tengo problema de que lo incluyan ahí también, pero quiero
que figure en la página del Departamento de Matemática de la
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Yo soy profesor ahí, y siento
que usé el tiempo que me paga la facultad para escribir el libro.
–Sólo quiero pedirte algo. No lo cuelgues de Internet hasta que
publiquemos el libro. Yo sé que tenés el material listo, pero hagámoslo
simultáneamente.
Y así fue. Pero la historia no termina ahí; hay más. Carlos me acercó
el texto del contrato que tenía preparado y me dijo:
–Leelo y fijate en qué partes no estás de acuerdo. Cambiá lo que
quieras y traémelo cuando puedas. Yo lo voy a firmar ni bien lo tengas
listo.
–Un momento –dije yo–. ¿Qué pasa si no estás de acuerdo con
las modificaciones que yo haga?
–No importa. Yo voy a firmar el contrato de cualquier manera,
cambies lo que cambies.
Me quedé perplejo. Por segunda vez. La primera fue cuando Carlos
aceptó tan rápido que el libro figurara en Internet, sin condiciones.
Obviamente, después de lo que había escuchado no me iba a llevar
el contrato; no debía (ni quería) leerlo.
–Aquí está, entonces –le dije–. ¿Dónde tengo que firmar?
–¿No lo vas a leer? –me preguntó él.
–No. Si vos estás dispuesto a firmar cualquier cosa que yo corrija,
entonces yo estoy dispuesto a firmar cualquier cosa que figure aquí.
Sin leer.
Carlos se sonrió y desde ese momento se transformó en uno de
mis mejores amigos.
Ésta es la historia que precede al primer libro..."

y obviamente sigue de forma maravillosa... nada más.
uno de los links del libro:
Matematica... ¿ESTAS AHI? Episodio 3,14159...

1 comentario:

  1. Gracias loco por el link al libro. Muy interesante la historia, buena y sorprendente la anécdota.

    Javier.

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